¿Qué es la preeclampsia en el embarazo?

El embarazo es una etapa muy bonita y especial para la futura mamá, pero también puede representar ciertos riesgos que es importante conocer y detectar. Por ello, en esta ocasión queremos explicaros qué es la preeclampsia, qué señales da su aparición, así como otras características relevantes.

¿Qué es la preeclampsia?

La preeclampsia es una complicación que se puede dar en el embarazo y por cuya aparición la presión arterial se eleva y se presentan unos niveles muy altos de proteína en la orina. Dichos niveles pueden indicar daño renal y/u otros signos que reflejen daño en los órganos de la embarazada.

Aunque se trate de preeclampsia leve, esta debe ser tratada. Especialmente porque cuando se complica puede suponer riesgos graves, incluso la muerte, tanto para la madre como para su bebé.

¿Cuándo puede aparecer la preeclampsia?

Normalmente, la preeclampsia aparece después de la semana número 20 de embarazo, en mujeres que, hasta entonces, no hayan mostrado signos de presión arterial alta.

Por lo general, cuando esto sucede, se recomienda que el parto se adelante. No obstante, dicho adelantamiento va a depender de si se trata de una preeclampsia leve o más grave y de cuántas semanas de embarazo está la madre.

Además de lo dicho, es importante saber que la preeclampsia también puede desarrollarse después de que el bebé haya nacido, aunque es poco frecuente. En ese caso se conoce como preeclampsia posparto.

¿Qué es la preeclampsia?

Causas de la preeclampsia

En primer lugar, hay que destacar que los especialistas consideran que la preeclampsia comienza en la placenta, que, como sabemos, es el órgano que va a nutrir al feto durante el desarrollo del embarazo.

Durante las primeras semanas de gestación, en el cuerpo de la madre se generan nuevos vasos sanguíneos, los cuales evolucionan para poder suministrar nutrientes y oxígeno a la placenta.

Cuando una mujer padece preeclampsia, esos vasos sanguíneos parece que no se desarrollan o funcionan adecuadamente. Por ello, se dan problemas de circulación de la sangre en la placenta, que pueden provocar que la presión arterial de la mujer no se regule bien.

Además de tener en cuenta esto, los expertos aseguran que la causa por la que se da la preeclampsia podría implicar varios factores, como son:

  • Problemas vasculares.
  • Trastornos autoinmunes.
  • La genética.
  • La dieta de la madre.

Adicionalmente, hay que tener en cuenta ciertos factores de riesgo.

Factores de riesgo para la preeclampsia

Dentro de los factores de riesgo moderado de padecer preeclampsia se encuentran:

  • La obesidad.
  • El primer embarazo.
  • Que la mujer tenga 35 años o más.
  • Antecedentes familiares de este problema.
  • Que hayan pasado más de 10 años desde el anterior embarazo.
  • Complicaciones en un embarazo previo.

Por su parte, los factores de mayor riesgo para la preeclampsia son:

  • Un embarazo múltiple.
  • La preeclampsia en un embarazo previo.
  • Una enfermedad renal.
  • El uso de la fecundación in vitro.
  • La hipertensión.
  • Trastornos autoinmunes.
  • Que la mujer padezca diabetes tipo 1 o tipo 2 antes del embarazo.

Además de esto, a través de varios estudios se ha descubierto que las mujeres afroamericanas y las indígenas de América del Norte tienen mayor riesgo de padecer esta complicación.

Preeclampsia: síntomas principales

Preeclampsia: síntomas principales

Sin duda, en la preeclampsia, los síntomas más importantes son:

  • La presión arterial alta.
  • La proteunuria.
  • Y/u otros signos que indiquen daño renal o causado en otros órganos.

La detección de la preeclampsia por síntomas suele darse en las visitas que se realizan al médico durante el embarazo.

Además de las señales mencionadas, que son las principales, pueden surgir otro tipo de síntomas:

  • Incremento de las enzimas hepáticas. Esto puede suponer un problema en el hígado.
  • Niveles bajos de plaquetas en sangre.
  • Náuseas o vómitos.
  • Dolores de cabeza muy intensos.
  • Falta de aire, a causa de la presencia de líquido en los pulmones.
  • Cambios en la visión, que podrían suponer ver borroso, sensibilidad a la luz o pérdida temporal de la visión.
  • Dolor en la parte superior del abdomen. Normalmente debajo de las costillas, en el lado derecho.

Por último, hay que tener en cuenta que el aumento de peso y la hinchazón (edema) son habituales durante cualquier embarazo, aunque este sea el más saludable. No obstante, la aparición muy repentina de un edema, sobre todo en manos y cara, o un incremento muy rápido del peso, pueden ser signos de preeclampsia.

Riesgos de la preeclampsia para la madre

Normalmente, en el 75% de los casos en los que se da esta complicación se trata de una preeclampsia leve. Sin embargo, la mujer que la padece podría pasar de la preeclampsia leve a grave o eclampsia en pocos días.

Por ello, es importante no saltarse las visitas de seguimiento al médico y seguir las recomendaciones, con el fin de evitar estos riesgos en el embarazo:

  • Eclampsia. Supone el estado más grave de la preeclampsia. Implica convulsiones o coma durante el embarazo, después de la semana 20, en el parto o tras el mismo.
  • Síndrome de HELLP. Significa hemólisis, que es la destrucción de los glóbulos rojos, el incremento de enzimas hepáticas y un conteo bajo de plaquetas. Esto afecta a varios órganos y puede suponer un riesgo para la vida de la madre y el bebé.
  • Desprendimiento de la placenta. Significa que la placenta se separa de las paredes internas del útero antes del parto. Si el desprendimiento es grave, podría provocar un sangrado muy intenso que ponga en riesgo la vida de bebé y de la madre.
  • Parto prematuro.
  • Pérdida del embarazo.
  • Fallos de los órganos o accidente cerebrovascular.
  • Debido a las convulsiones que se pueden dar en la eclampsia, la madre puede caerse y golpearse gravemente, provocando su propia muerte y/o la del feto.

Por su parte, los riesgos después del embarazo serían:

  • Desarrollar hipertensión.
  • Tener cardiopatías isquémicas. Esto supone una disminución del suministro de sangre al corazón, lo que puede conllevar un ataque cardíaco.
  • Aparición de coágulos sanguíneos en una vena.
  • Propensión a los accidentes cardiovasculares.
  • Daños permanentes en hígado, riñones y otros órganos como los pulmones, los ojos o el corazón.

Riesgos de la preeclampsia

Riesgos para el bebé por la preeclampsia

Si te preguntas qué le pasa al bebé si la madre tiene preeclampsia, hay que considerar que este problema afecta al suministro de sangre en la placenta, por lo que estos son los riesgos principales para él:

  • Falta de nutrientes y de oxígeno. Esto causa lo que se conoce como restricción del crecimiento fetal, que implica un crecimiento más lento.
  • Nacimiento prematuro no planificado, que es el que se da antes de la semana 37. Además, también se puede dar el nacimiento prematuro planificado, pues es uno de los tratamientos principales para la preeclampsia.
  • Nacimiento del bebé muerto, cuando el desprendimiento de placenta produce un sangrado muy abundante a la madre. En datos de la Fundación de la Preeclampsia, en EE. UU. mueren en el mundo medio millón de niños al año por la preeclampsia.
  • Problemas de salud a largo plazo como sordera, ceguera, parálisis cerebral o problemas en el aprendizaje.
  • Además, aquellos bebés que tuvieron un crecimiento bajo en el útero podrían correr más riesgos de padecer insuficiencia cardíaca congestiva, diabetes y/o hipertensión.

Tratamiento de la preeclampsia

El mejor tratamiento para la preeclampsia es dar a luz al bebé, debido a que cuando este nace, los síntomas de la misma suelen remitir.

Por eso, siempre que sea posible dar por finalizada la gestación, se debería proceder a ello. Esto puede realizarse por medio de una inducción al parto en la preeclampsia leve o por cesárea en casos más graves.

Cuando no se puede adelantar el parto porque son muy pocas las semanas de gestación, se tendrán que tratar los síntomas hasta que el bebé pueda sobrevivir fuera del útero de su madre.

Dicho tratamiento suele consistir en medicamentos antihipertensivos y el reposo en cama.

La hospitalización puede ser necesaria en algunos casos para un control mayor de los síntomas.

Además, en ciertos casos se administrarán inyecciones de esteroides para ayudar a acelerar la maduración de los pulmones del feto y poder dar a luz lo antes posible.

¿Se puede prevenir la preeclampsia?

Si una mujer presenta mucho riesgo de padecer esta complicación en su embarazo, se pueden tomar algunas medidas preventivas.

  • Controlar el peso de manera exhaustiva, prestando especial atención a si la mujer gana peso de manera excesiva.
  • Tomar la presión arterial de manera regular a partir de la semana número 20 de gestación.
  • Ejecutar estudios para medir la urea, la creatinina y el ácido úrico.
  • Hacer un recuento de plaquetas.
  • Alimentación saludable.
  • Fármacos para controlar las pequeñas subidas de tensión ocasionales.
  • En algunos casos, el médico podría recetar pequeñas dosis de ácido acetilsalicílico.
  • Llevar una dieta rica en calcio y en antioxidantes.
  • Hacer análisis de orina para descubrir si existe proteinuria.
  • Ingerir complementos de ácido fólico.

Tratamiento de la preeclampsia

Otros problemas relacionados con la presión arterial alta durante el embarazo

Como se ha visto, la principal característica de la preeclampsia es la presión arterial alta o hipertensión. Pues bien, además de esta, se podría dar:

  • Hipertensión crónica. Es aquella que estaba presente antes del embarazo o antes de la semana 20 de gestación o que continúa más de tres meses después del parto.
  • Hipertensión crónica con preclampsia superpuesta. Se da cuando una mujer tiene diagnosticada hipertensión crónica antes del embarazo, también cuando empeora la presión arterial y acaba presentando proteína en la orina.
  • La hipertensión gestacional. Es la presión arterial alta que se da tras la semana 20 sin causar problemas en los riñones o en otros órganos.

Formar una familia es una decisión importante y de por vida. Por ello, es esencial cuidarse y cuidar de los hijos, incluso antes desde que nazcan, como es el caso cuando surgen complicaciones como la preeclampsia.

Pero más allá de ello, y pensando en el futuro, contar con la tranquilidad que puede aportar un seguro de vida, es también una forma de cuidarlos a largo plazo.

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