Hidrocefalia en adultos: síntomas

La hidrocefalia es un trastorno que se caracteriza por la acumulación excesiva de líquido cefalorraquídeo (LCR) en el cerebro. Esa acumulación ejerce presión sobre las estructuras cerebrales, aumentando el tamaño de los ventrículos. Esto, a su vez, conlleva una gran variedad de síntomas en el paciente. ¿Quieres conocer cuáles son esos síntomas de hidrocefalia en adultos? Te hablamos sobre ellos.

Síntomas de una hidrocefalia

La hidrocefalia puede darse a cualquier edad. Sin embargo, es más común en bebés y en personas mayores de 60 años. En este caso nos centraremos en la hidrocefalia y sus síntomas en adultos.

Las manifestaciones de la enfermedad pueden empezar siendo sutiles y evolucionar en gravedad. En los adultos jóvenes y de mediana edad, los síntomas pueden ser:

  • Dolor de cabeza. Este suele ser persistente y, a menudo, es peor por la mañana.
  • Dificultades cognitivas, como problemas con la memoria, la concentración, el razonamiento o el procesamiento de información. Esto puede afectar al desempeño laboral.
  • Pereza y apatía.
  • Problemas de equilibrio y marcha. Se puede dar dificultad para caminar, sensación de inseguridad al estar de pie o tendencia a caer.
  • Necesidad frecuente de orinar o pérdida de control de la vejiga.
  • Problemas de visión.

Por su parte, además de los mencionados, los síntomas de una hidrocefalia en adultos mayores suelen ser:

  • Cambios de personalidad: irritabilidad, apatía o depresión.
  • Pérdida de memoria: dificultad para recordar eventos recientes o problemas con la memoria a corto plazo.
  • Pérdida progresiva de la capacidad de razonamiento o pensamiento.
  • Escaso equilibrio, aumentando el riesgo de romperse la cadera.
  • Dificultad para caminar. Normalmente, se describe con el arrastre de los pies o la sensación de tenerlos atascados.

Hidrocefalia crónica del adulto: síntomas

La hidrocefalia crónica del adulto es también conocida como hidrocefalia normotensiva, aunque los expertos señalan que esta denominación no es la correcta. En cualquier caso, se trata de un tipo especial de hidrocefalia que afecta a pacientes generalmente mayores de 60 años.

Esta condición puede deberse a hemorragias, traumatismos o cirugías craneales previas, aunque lo más habitual es que no se pueda señalar una causa como origen concreto de la enfermedad.

Aclarado esto, la hidrocefalia crónica del adulto presenta, de forma gradual, tres síntomas que aparecen en el siguiente orden:

  • Dificultad para caminar. La alteración de la marcha se caracteriza por la dificultad para empezar a andar, dando solo pasos cortos y arrastrados. También muestra dificultad para hacer giros y desequilibrio general. Al tratarse de una marcha titubeante, son frecuentes las caídas.
  • Dificultad para controlar la orina. En este caso, la incontinencia urinaria suele empezar en forma de urgencia para hacer orinar. Luego, con el tiempo, pasa a ser incontinencia urinaria franca. Podría acompañarse de incontinencia fecal.
  • Deterioro de las capacidades intelectuales. Suele darse una demencia progresiva caracterizada por olvidos, pérdida de interés en actividades, pérdida de memoria a corto plazo y cambios de humor. Estos síntomas suelen aparecer unos meses después del inicio de las dificultades para caminar.

Aunque estos tres son los síntomas de hidrocefalia crónica en adultos más frecuentes, los pacientes también pueden presentar otras manifestaciones clínicas como:

  • dolor de cabeza
  • crisis epilépticas
  • temblores
  • cambios repentinos de humor
  • pérdida de interés en actividades
  • rigidez
  • ánimo depresivo

Cabe señalar que los síntomas de la hidrocefalia crónica del adulto se parecen, en ocasiones, a otras enfermedades como la demencia o, incluso, la estenosis de canal lumbar. Por eso, ante un paciente del que se sospecha hidrocefalia crónica del adulto por sus síntomas, es esencial asegurar que no tiene estas patologías para evitar un diagnóstico y tratamiento erróneos.

Hidrocefalia crónica del adulto: síntomas

Síntomas de hidrocefalia en ancianos

Como sucede con la hidrocefalia crónica, en los ancianos, este trastorno puede ser confundido con otras condiciones, como la demencia, el Alzheimer o el Parkinson. La razón es que los principales síntomas en acianos de la hidrocefalia son muy parecidos a los de esas enfermedades:

  • Complicaciones para caminar, con tropezones frecuentes, marcha inestable y caída hacia atrás.
  • Somnolencia diurna.
  • Pérdida del control de la vejiga, a veces acompañada de pérdida de control intestinal.
  • Confusión, pérdida de memoria y dificultad para realizar actividades diarias.
  • Irritabilidad, apatía y depresión.

En general, la cirugía puede restaurar y mantener los niveles sanos de líquido cefalorraquídeo en el cerebro y mejorar la expectativa de vida del paciente con hidrocefalia. Sin embargo, a veces incluso estos tratamientos pueden fallar.

Síntomas del mal funcionamiento de la válvula hidrocefalia

El tratamiento más común para la hidrocefalia implica la implantación de un dispositivo médico conocido como válvula. Este dispositivo incluye una sonda flexible que se coloca en el sistema ventricular del cerebro y se conecta a una válvula de presión.

Mediante esta sonda ubicada en el ventrículo, el líquido cefalorraquídeo (LCR) se redirige hacia otras áreas del cuerpo, generalmente la cavidad abdominal o el corazón, donde es absorbido. La sonda cerebral está unida a una válvula que regula la cantidad de líquido drenado del cerebro.

No obstante, estas válvulas pueden fallar o no funcionar adecuadamente, lo que provoca una recurrencia de los síntomas de la hidrocefalia o la aparición de nuevos problemas. Los síntomas de un mal funcionamiento de la válvula pueden incluir:

  • Dolor de cabeza.
  • Náuseas y vómitos (sin relación con la ingesta de alimentos).
  • Confusión, irritabilidad, somnolencia o cambios en el nivel de conciencia.
  • Dificultad para caminar o mantenerse en pie.
  • Visión borrosa o doble. Estos cambios visuales que pueden ser progresivos.
  • Enrojecimiento o hinchazón alrededor del área de la válvula, que indica infección o inflamación.

En casos de detectarse fallos en la válvula, se puede proceder a su reemplazo.

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Hidrocefalia en adultos: evolución

La evolución de los síntomas de la hidrocefalia en adultos puede ser gradual o rápida, dependiendo de la causa provocante (obstrucción, mala absorción o producción excesiva de LCR) y, sobre todo, la respuesta al tratamiento impuesto.

Inicialmente, los síntomas pueden ser leves y pasar desapercibidos, como dolores de cabeza pasajeros, pero con el tiempo pueden volverse más pronunciados e incapacitantes. Después ya empiezan a aparecer los problemas en la marcha y otros síntomas como la incontinencia.

Por ese motivo hay que recalcar la importancia de una intervención temprana con tratamientos como la derivación ventricular, ya que esto podría mejorar significativamente la calidad de vida del paciente con hidrocefalia.

Aun así, como hemos planteado, en algunos casos los síntomas pueden perseverar o volver a aparecer si hay complicaciones con la válvula.

¿Se puede trabajar con hidrocefalia?

La capacidad para trabajar con hidrocefalia depende en gran medida de la evolución de los síntomas y de la efectividad del tratamiento empleado.

Muchos adultos con hidrocefalia leve bien controlada pueden llevar una vida laboral activa y productiva. Sin embargo, aquellos pacientes con síntomas persistentes o graves pueden encontrar dificultades para mantener su empleo, al menos a tiempo completo. En estos casos, se podría plantear la adaptación en el lugar de trabajo para gestionar esta condición y mantener la productividad lo máximo posible.

Generalmente, cuando la hidrocefalia es leve y se trata, puede haber pocas complicaciones graves o ninguna. Por el contrario, si no se trata, la condición derivará en complicaciones de diversa gravedad que pueden mermar sustancialmente el bienestar físico, psíquico y emocional, siendo imposible predecir sus efectos a largo plazo.

De hecho, según los expertos, hasta 6 de cada 10 personas con hidrocefalia no tratada podrían llegar a morir. Además, las personas que sobreviven suelen presentar diferentes grados de discapacidades intelectuales, físicas y neurológicas.