El hígado graso es una condición que plantea un desafío muy significativo para la salud hepática. Este problema puede pasar desapercibido en las etapas iniciales, con síntomas sutiles, pero, en última instancia, puede desencadenar complicaciones mucho más severas. Cabe destacar que la alimentación tiene un papel muy importante en el manejo de esta condición. Por ello, te invitamos a conocer cuál es la correcta dieta para hígado graso.
Índice
¿Qué es el hígado graso?
El hígado es el órgano más grande que tenemos dentro de nuestro cuerpo. Este ayuda a que digiramos bien la comida, favorece el almacenamiento de energía y ayuda a eliminar las toxinas. Aclarado esto va a ser más sencillo entender qué es el hígado graso y qué consecuencias puede tener en nuestra salud.
El hígado graso es una condición que se caracteriza por la acumulación de grasa en las células hepáticas. Es normal que el hígado contenga un poco de grasa, pero si esta supera un 5-10% del peso del hígado, ya se considera hígado graso.
Tipos de hígado graso
Existen dos tipos de hígado graso principales:
- El hígado graso no alcohólico. Esta afecta al 25% de los españoles.
- El hígado graso por alcohol, el cual se conoce como esteatosis hepática alcohólica.
Como su nombre indica, el hígado graso no alcohólico es un tipo de hígado graso que no está vinculado con el consumo de alcohol. Dentro de esta tipología, se pueden diferenciar también dos variantes:
- Hígado graso simple o esteatosis simple. En este caso existe grasa en el hígado, pero con poca o ninguna inflamación o daño en las células del mismo. Puede ser reversible.
- Esteatosis hepática no alcohólica. Aquí sí existe inflamación, así como daños en las células del hígado, y más grasa. La esteatosis puede llegar a causar cáncer de hígado o cirrosis, y es irreversible.
Por su parte, la enfermedad del hígado graso por alcohol se produce por un alto consumo de alcohol. En este caso, el hígado descompone la mayor parte del alcohol que se ingiere para poder ser eliminado del cuerpo. Sin embargo, en el proceso de descomposición se pueden generar sustancias dañinas que deterioran las células del hígado.
De esta manera, se produce una inflamación y debilitación de las defensas naturales del cuerpo.
Causas del hígado graso
La realidad es que se desconoce la causa del hígado graso. Sin embargo, las investigaciones han determinado que existen ciertos factores de riesgo:
- La obesidad.
- La prediabetes y la diabetes tipo 2.
- Personas de mediana edad o mayores.
- La presión arterial alta.
- Medicamentos como los corticoides y ciertas medicinas contra el cáncer.
- Altos niveles de lípidos (grasas) en la sangre, como el colesterol y los triglicéridos.
- Padecer infecciones, como la hepatitis C.
Síntomas del hígado graso
La mayoría de las veces, la enfermedad del hígado graso y la del hígado graso por alcohol son afecciones que no muestran ningún síntoma o muy pocos.
Sin embargo, si se dan, se notan a medida que la enfermedad progresa. Algunos de ellos son:
- Fatiga.
- Hinchazón abdominal.
- Dolor en la parte superior derecha del abdomen.
- Pérdida de peso que no se puede explicar.
El hígado graso simple, sin otros factores de riesgo asociados, no incrementa la mortalidad y se asocia a una esperanza de vida normal. Sin embargo, la esteatosis hepática no alcohólica sí que puede aumentar la mortalidad global entre un 35-85% si se compara con la población general de la misma edad y sexo.
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Cómo saber si tienes el hígado graso
Al no darse síntomas, al menos no habitualmente, no es sencillo saber si se tiene el hígado graso. Por lo tanto, se pueden establecer sospechas a través de las señales indicadas y por resultados médicos anormales en pruebas hepáticas realizadas por otras razones.
Si se quisiera confirmar el diagnóstico, el médico podría hacer diferentes pruebas, las cuales pueden incluir:
- un examen físico.
- análisis por imágenes, como ecografías.
- análisis de sangre.
- una biopsia.
Además, también se tendrá muy en cuenta la historia médica, especialmente si se toman medicamentos o si hay un hábito de consumo de alcohol. El fin de esto último es determinar si la grasa del hígado proviene de la bebida o si se trata de una enfermedad de hígado graso no alcohólico.
Por otro lado, cabe destacar que, en lo que a enfermedades hepáticas se refiere, en los niños es más frecuente la hepatitis infantil que el hígado graso, pero los pequeños también pueden enfrentarse a esta condición.
Alimentos buenos para el hígado graso
Seguir una dieta para hígado graso adecuada es crucial para el manejo de esta condición. Por ello, es importante incluir alimentos que promuevan la salud hepática. Entre los alimentos buenos para el hígado graso, se encuentran los que siguen.
Las carnes poco grasas
Si se desea consumir carne, lo adecuado es optar por aquellas carnes que son poco grasas. Entre esas carnes destacan la de conejo, pavo y pollo.
Pescado azul
El pescado azul, como las sardinas, el atún, el salmón, la caballa o el besugo, son también alimentos buenos para el hígado graso. Estos son ricos en ácidos grasos omega-3, poseen propiedades antiinflamatorias y eso puede ayudar a reducir la acumulación de grasa en el hígado.
Frutas y verduras
Las frutas y verduras contienen muchas propiedades óptimas para la salud hepática. Por ejemplo, son una fuente valiosa de fibra, vitaminas y antioxidantes. Algunas buenas opciones son el aguacate, la manzana, las espinacas y el brócoli.
Frutos secos y semillas
Otro de los alimentos buenos para el hígado graso son los frutos secos, como las nueces y las almendras, y las semillas, como las de chía. Todo ello proporciona ácidos grasos saludables, así como otros nutrientes esenciales.
Los lácteos fermentados
Algunos productos, como el kéfir, el yogur natural o el queso fresco, contienen probióticos beneficiosos para el equilibrio de la flora intestinal. Estos probióticos provienen la salud digestiva y la gestión de hígado graso.
Aceite de oliva virgen extra
El aceite de oliva virgen extra es rica en ácidos grasos monoinsaturados y antioxidantes. Usada con moderación, tiene altos beneficios para la salud cardiovascular y hepática.
Té verde y café
Los tés y las infusiones son buenos para muchos aspectos. Por ejemplo, hay infusiones para adelgazar y otras que son buenas para el resfriado. En concreto, el té verde contiene catequinas, unos antioxidantes que pueden ayudar a proteger el hígado frente a la inflamación y la acumulación de grasa.
Además, algunos estudios constataron que las personas que tomaban dos o más tazas de café al día presentaban menos daño hepático que quienes tomaban menos o no tomaban. Aun sin estar claro cuál es la influencia del café en el daño hepático, los hallagos sugieren que puede ayudar a reducir la inflamación.
Alimentos malos para el hígado
Dentro de la dieta para hígado graso es importante tener en cuenta aquellos alimentos que son beneficios, pero también los alimentos malos para el hígado, para poder evitarlos.
Azúcares añadidos y edulcorantes
Es fundamental evitar los alimentos y las bebidas con un alto contenido de azúcares añadidos. Entre ellos, la bollería, los dulces y los refrescos.
Grasas saturadas
Alimentos procesados, fritos o comidas rápidas deben limitarse lo máximo posible con el fin de no permitir la acumulación de grasa en el hígado. Estas grasas tienen mucho protagonismo en el desarrollo del hígado graso, pero también en otras condiciones desfavorables de salud como la obesidad y los problemas cardiovasculares.
Cereales refinados
Los cereales refinados, como el arroz blanco, el pan blanco y la pasta, no son saludables para quienes padecen hígado graso. Estos alimentos procesados y despojados de sus componentes nutritivos naturales pueden contribuir a la resistencia a la insulina y la acumulación de grasa en el hígado. Además, su rápido impacto en los niveles de glucosa en sangre desencadena respuestas metabólicas que pueden exacerbar la esteatosis hepática.
Bebidas alcohólicas
Especialmente en el caso del hígado graso por alcohol, es crucial eliminar o reducir significativamente el consumo de alcohol. Este tipo de bebidas no solo pueden contribuir a la acumulación de grasa en este órgano directamente, sino también pueden hacer que la inflamación se agrave, así como el daño hepático.
Preguntas frecuentes sobre alimentos para hígado graso
A continuación, os dejamos algunas de las dudas más frecuentes relacionadas con alimentos para hígado graso.
¿El jamón es malo para el hígado graso?
El jamón procesado es malo para el hígado graso, ya que contiene niveles altos de grasas saturadas y sodio. Por ello, se recomienda limitar su consumo.
¿El huevo es malo para el hígado?
Los huevos son una fuente de proteínas y otros nutrientes esenciales. Consumir huevo no es malo para el hígado graso, siempre que se haga con moderación. No obstante, si se padece la condición se debe prestar atención al consumo total de grasas y colesterol, limitando la ingesta de las yemas de huevo.
¿El plátano es malo para el hígado?
No hay evidencias que indiquen que el plátano es malo para el hígado graso. Es una fruta que es fuente de vitaminas y minerales beneficiosos para el sistema digestivo. Sin embargo, siempre hay que consumirlo equilibradamente.
¿El yogur es malo para el hígado graso?
El yogur puede ser malo para el hígado graso cuando contiene mucha azúcar. En cambio, el yogur natural sin azúcares añadidos puede formar parte de una dieta equilibrada para el hígado graso.
¿El pimentón es malo para el hígado?
El pimentón en sí mismo no tiene por qué ser perjudicial para personas con hígado graso. No obstante, no es aconsejable usarlo para condimentar alimentos grasos, como las patatas fritas.
¿El tomate es bueno para el hígado?
El tomate contiene licopeno, un antioxidante que puede favorecer la protección de las células del hígado. Por tanto, sí, se puede decir que el tomate es bueno para el hígado graso, cuando es fresco o se usa en salsa natural sin azúcares añadidos.
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Adoptar una dieta para hígado graso específica es esencial para el manejo de esta condición. Por ello, os queremos proporcionar 7 ejemplos de menús diarios, con desayuno, tentempié de media mañana, comida, merienda y cena, que incluyen alimentos que favorecen la salud hepática. Y todo ello asegurando la ingesta equilibrada de nutrientes clave a lo largo del día.
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