La hepatitis es una enfermedad que afecta a millones de personas alrededor del mundo, muchos menores entre ellas. En el caso de la hepatitis en niños, la de tipo A es la más habitual, pudiendo no presentar síntomas. Por ello, es importante conocer qué puede causarla, las posibles señales, así como la prevención y el tratamiento.
Índice
¿Qué es la hepatitis?
En líneas generales se puede definir la hepatitis como una inflamación del hígado, que repercute en otros problemas de salud hasta el punto de poder llegar a ser mortal. Es importante no confundir esta enfermedad con el hígado graso, una patología que normalmente afecta a los adultos y se trata de la acumulación de grasa en este órgano.
Existen cinco cepas principales del virus de la hepatitis: A, B, C, D y E. Todas ellas pueden causar la enfermedad, pero difieren en aspectos importantes como son:
- El modo de transmisión.
- Gravedad.
- Métodos de prevención.
- Distribución geográfica.
Concretamente, los tipos de hepatitis B y C causan enfermedad crónica en cientos de millones de personas alrededor del mundo. Además, son la causa más frecuente de muerte vinculadas con cirrosis hepática, hepatitis viral y cáncer.
Por su parte, la hepatitis A es la que más nos interesa conocer en este caso, ya que es la relacionada con la hepatitis en niños.
¿Qué es la hepatitis infantil?
Cuando se habla de hepatitis infantil se hace referencia a la hinchazón del hígado, así como la inflamación de sus tejidos a causa de una infección provocada por el virus de la hepatitis, normalmente el tipo A (VHA).
Hepatitis A en niños
Como hemos mencionado, se trata del tipo más común de hepatitis infantil. Los menores de 6 años que están infectados no suelen tener síntomas apreciables, solo el 10% muestran ictericia.
En niños algo más mayores y en los adultos, los síntomas de este tipo de hepatitis son más graves, presentando ictericia en más del 70% de los casos.
Hepatitis B en niños
Una infección por hepatitis B en niños también es posible. Que esta se vuelva crónica va a depender de la edad del infectado, pues los menores de 6 años son los que más riesgo corren de contraer la enfermedad de manera crónica.
Por ejemplo, entre el 80-90% de los bebés en periodo de lactancia infectados durante su primer año de vida sufrirán infección crónica. Por su parte, el 30-50% de los menores infectados entre su primer y cuarto año de vida desarrollarán esta hepatitis crónica.
Hepatitis C en niños
Este tipo de hepatitis es muy rara en menores, aun así, podría llegar a suceder.
La hepatitis C se contagia a través de transfusiones y agujas contaminadas, así como por vía sexual o de la madre al feto en menor medida.
Diferencias entre hepatitis aguda y crónica en niños
Es importante diferenciar entre hepatitis aguda y crónica.
- La hepatitis aguda infantil se da en un menor sano, sin que cuente con una lesión hepática ya existente. Los principales causantes de hepatitis aguda en los menores son los medicamentos y las infecciones.
- Por su parte, la hepatitis crónica en niños se produce cuando estos ya padecen una enfermedad hepática subyacente. En esos casos, los niños pueden presentar signos de patología hepática avanzada, como pueden ser la cirrosis, escaso aumento de peso, acumulación de líquido y hemorragias.
Causas de la hepatitis en niños
Centrándonos en la hepatitis A, dado que es la más usual entre los menores de edad, veamos cuáles pueden ser los posibles causantes de la infección.
- Contacto con heces o sangre de una persona que tiene la enfermedad.
- Ingerir alimentos que han sido preparados por una persona portadora de la hepatitis A que no se haya lavado bien las manos tras usar el baño.
- Comer alimentos o beber agua que estén contaminados por heces o sangre con VHA. Entre ellos destacan la verdura, el hielo, la fruta, el agua y los mariscos como fuentes habituales de la enfermedad.
- Viajar a un país donde la infección está muy presente sin haber sido vacunados contra la hepatitis A.
- La hepatitis infantil también la puede contraer un niño que sea cargado por alguien infectado que no haya tenido una buena higiene de manos tras ir al baño.
Hay que tener en cuenta que los niños pequeños no solo están en contacto con los miembros de la familia. Muchos menores también son susceptibles de contagio por medio de cuidadores que porten el virus o en una guardería con otros niños.
Una vez contagiado, el VHA va a estar presente en las heces y en la sangre del menor infectado.
Síntomas de la hepatitis infantil
La hepatitis A no suele presentar síntomas en menores de 6 años. Eso implica que un niño podría estar padeciendo la enfermedad sin que su familia lo sepa, facilitando la propagación del virus entre otros niños.
En caso de aparecer los síntomas, estos se harán patentes más o menos a las 2-6 semanas después del contagio.
El menor puede presentar síntomas seudogripales o ligeros, siendo muy poco común una hepatitis muy grave en niños saludables.
La hepatitis con sus síntomas suele ser muy fácil de controlar, incluyendo signos como:
- Cansancio.
- Orina de color más oscuro del habitual.
- Heces más pálidas.
- Fiebre.
- Inapetencia.
- Dolor en las articulaciones.
- Ictericia (piel y ojos de color amarillo).
- Náuseas.
- Vómitos.
- Dolor abdominal, sobre la zona del hígado.
¿Cómo detectar la hepatitis en niños?
Dado que hay menores contagiados que no presentan síntomas, es importante acudir en visitas regulares al pediatra para que este lleve a cabo pruebas y exámenes.
Tanto en caso de hepatitis con síntomas, como si no, el médico realizará una evaluación física del menor para encontrar dolor o hinchazón en el hígado.
Además, se realizará un análisis de sangre con el fin de encontrar en ella:
- Enzimas hepáticas en un número elevado a causa de la inflamación o el daño hepático.
- Anticuerpos elevados por el VHA.
Prevención para la hepatitis infantil
Antes de tener que tratar la hepatitis A, lo mejor es prevenirla. Para ello, existen vacunas.
La vacuna contra este virus ayuda a que la persona fabrique anticuerpos para protegerse de la infección.
La vacuna contra la hepatitis A se administra a los menores entre el año y los dos años de vida en dos dosis. También se la puede poner cualquier persona que viaje a países donde el virus podría estar en el suministro de agua y en los alimentos.
También existe la vacuna contra la hepatitis B, en tres dosis. Se suele administrar en los niños cuando nacen y las dos veces siguientes en los meses posteriores.
Además, también se puede prevenir la enfermedad teniendo en cuenta otras consideraciones:
- Lavar a conciencia la fruta, hortalizas y verduras antes de ingerirlas.
- No comer marisco sin cocinar.
- Lavar las manos con regularidad, especialmente tras comer, ir al baño o cambiarle los pañales a un bebé.
- Si el menor va a la guardería, asegúrate de que el personal y el resto de niños estén vacunados contra la hepatitis A.
- Mantén una buena higiene en casa del cambiador de pañales, así como de aquellos públicos de los que hagas uso.
- También es esencial enseñar a los niños buenos hábitos de higiene, como lavarse las manos después de ir al baño y antes de comer.
Tratamiento de la hepatitis en niños
No hay un tratamiento farmacológico contra la hepatitis A una vez contraída. Simplemente, el sistema inmunitario del menor combatirá el virus.
Por tanto, lo que queda es tratar los síntomas para que el niño se encuentre mejor mientras se va recuperando.
Además de esto, es esencial que el menor:
- Beba mucho líquido.
- Descanse.
- Coma alimentos saludables.
A la hora de administrar un medicamento para la fiebre, se debe consultar en primer lugar al pediatra. Esto es así porque los fármacos como el paracetamol podrían causar problemas.
Pronóstico de la hepatitis en niños
La hepatitis A es la menos grave de todas y en caso de que el menor esté saludable, no acarreará graves complicaciones.
Cuando la infección desaparece del cuerpo del niño, el virus ya no estará presente, por lo que no provocará consecuencias a largo plazo en el hígado.
No obstante, hay algunos casos donde la hepatitis infantil sí causa complicaciones que se traducen en daño hepático o cirrosis hepática.
Casos de hepatitis en niños en los últimos años
El adenovirus es un virus bastante común que provoca síntomas respiratorios, así como diarreas y vómitos. Esta infección suele tener una duración limitada, sin llegar a causar problemas preocupantes.
Solo en casos muy poco usuales de se han registrado infecciones graves por adenovirus que han provocado hepatitis en personas que han pasado por trasplantes o inmunodeprimidas.
Al haber encontrado casos de adenovirus en los menores contagiados, se está investigando el vínculo entre ambos virus como posible hipótesis para avalar las causas subyacentes.
Hasta ahora el riesgo mundial es considerado bajo, pues hay muy pocos datos para concluir que se trata de un brote o epidemia.
Tampoco hay certeza del origen, porque se baraja la posibilidad de estar identificando ahora una situación que antes simplemente había pasado desapercibida por no haber muchos casos.
En lo que concierne a los niños, toda prevención es poca. Además, dado que en muchos casos los síntomas son inexistentes, deben ser los padres los que estén alerta y en caso de sospecha, acudir al pediatra.