Posiblemente, la gran mayoría de personas han tenido que soportar en algún momento de su infancia alguna burla de sus compañeros de clase. No obstante, cuando esa burla se convierte en acoso y se prolonga en el tiempo, pasa a ser bullying. Por todas las graves consecuencias que esto puede acarrear para los menores, es esencial saber cómo detectar un caso de bullying.
Índice
Cómo detectar un caso de bullying: la importancia de frenarlo a tiempo
El bullying es un problema que afecta a nivel mundial y cuyo número de casos se incrementa año tras año.
En la mayoría de situaciones, ni acosadores ni quienes lo observan son plenamente conscientes del daño que pueden llegar a provocar esos ataques. De hecho, hasta que esta realidad no ha comenzado a ser demasiado evidente por los múltiples casos de suicidio acaecidos, había una grave tendencia errónea a considerar que los niños que se enfrentaban a ello crecían siendo más fuertes. Sin embargo, es todo lo contrario.
El bullying afecta al desarrollo de los menores y, por ello, es tan esencial tanto la prevención como la concienciación. No obstante, a día de hoy sigue sucediendo y por eso hay que saber cómo detectar un caso de bullying.
¿Qué es el bullying?
De forma general se define el bullying o acoso como una agresión que realiza un individuo o grupo de individuos sobre otra persona para ejercer poder.
Los expertos aclaran que se trata de una serie de amenazas de tipo hostil, verbales o físicas que se repiten en el tiempo. Estas situacines angustian a la víctima y establecen un desequilibrio de poder entre ella y el acosador.
¿Qué es el bullying escolar?
En esta ocasión nos centraremos en el bullying o acoso escolar. Este se trata de una manera de violencia que se produce entre compañeros de aulas en la que uno o varios alumnos agreden o molestan de manera continua y repetitiva a otro de sus compañeros o a varios de ellos.
Generalmente, los afectados no pueden defenderse de manera efectiva y eso los pone en una posición de inferioridad o desventaja ante el ataque.
El acoso escolar se puede dar en cualquier centro educativo y no solo durante la jornada lectiva normal, sino también en las actividades extraescolares.
Tipos de bullying
A la hora de buscar el adecuado instrumento para detectar bullying es esencial saber que existen varios tipos de acoso.
El bullying verbal
Entre las acciones que supone este tipo de acoso se encuentran:
- Poner apodos hirientes.
- Dejar en ridículo a alguien con palabras.
- Ignorar a los compañeros a propósito.
- Reírse y provocar las risas de los demás compañeros cuando el acosado está delante de ellos. Por ejemplo, al salir a la pizarra en clase.
El acoso físico
Este comprende actos físicos como:
- Puñetazos.
- Patadas.
- Empujones.
- Realizar persecuciones.
- Robarle su comida del menú o cualquier objeto personal (lápices, cuadernos…) de manera constante.
- Golpes.
- Destrucción de sus pertenencias.
Ciberbullying
Se trata de un tipo de acoso cada vez más frecuente, ya que suele realizarse a través de canales online, como son las redes sociales. Entre las formas de acoso que puede conllevar el ciberbullying están:
- Los chantajes.
- Las vejaciones.
- Los insultos.
Acoso encubierto
Sin duda es uno de los tipos de bullying más complicados de detectar. Se basa, por ejemplo, en:
- Esparcir rumores.
- Contar mentiras.
- Excluir deliberadamente.
- Hacer bromas de mal gusto.
Todo a espaldas de la víctima. Por ello, puede ser más difícil encontrar quién es el acosador.
Cómo detectar un caso de bullying: las señales
Las escuelas deben poner de su parte para que esto no suceda. No obstante, es en casa donde habrá que prestar especial atención a las posibles señales de bullying escolar.
Si el menor no lo expresa abiertamente, detectar esos signos es la única respuesta a la pregunta sobre cómo detectar un caso de bullying.
Algunas de las señales que os pueden poner bajo sospecha de que vuestros hijos o conocidos están sometidos a una situación de bullying son:
Negativa a asistir a clase
Es evidente que el niño que sufre acoso quiera evitar por todos los medios acudir a un lugar en el que no se siente seguro.
Es importante aclarar que la existencia de bullying, en cualquiera de sus formas, supone un gran obstáculo para el derecho humano a la educación. Esto se encuentra, incluso, regulado por la Convención sobre los Derechos del Niño. Por tanto, aquellos centros educativos que permiten el acoso, están violando ese derecho.
Moratones y heridas en el cuerpo
Las marcas de lesiones en el cuerpo son otra señal que puede indicar este tipo de agresión.
Es probable que, en caso de detectar alguna y preguntar al niño, este lo justifique falsamente o no sea capaz ni de hacerlo. En el primero de los casos, si las marcas son repetitivas será mucho más evidente que no son accidentales.
Trastornos alimenticios
La gravedad del acoso puede afectar a la rutina alimentaria del pequeño. Este se puede traducir en una falta de apetito, pero también en un aumento considerable del mismo debido a la ansiedad que le supone la situación.
Cambios de conducta
Ver cambios de conducta en el niño o adolescente es otro instrumento para detectar bullying. Dichos cambios se pueden reflejar de varias maneras:
- El menor se vuelve agresivo.
- Está continuamente triste.
- Cosas que antes le motivaban, ahora las deja de lado.
- Se muestra muy irritable y nervioso, especialmente cuando se acerca el lunes.
- El niño se aísla mucho.
Disminuye su rendimiento escolar
Debido al malestar que le supone ir a clase, no solo por las agresiones, sino porque posiblemente viva en un continuo estado de alerta, su atención en las lecciones disminuirá.
Esto también se verá manifestado en su capacidad de concentración para estudiar o hacer sus tareas en casa.
Todo ello, en definitiva, se reflejará en sus notas. Es cierto que una bajada determinada en las calificaciones no tiene por qué significar acoso ni nada grave. Pero si estas bajan drásticamente en todas las asignaturas, sí puede indicar que el pequeño esté pasando por situaciones complicadas.
Si se sabe a ciencia cierta que dichas situaciones no tienen que ver con el ámbito familiar, entonces pueden ser una consecuencia del bullying.
Cambios en su rutina diaria
Otro instrumento para detectar bullying es analizar de cerca las rutinas diarias de tu hijo para comprobar si hay cambios.
Por ejemplo, si era un niño muy ordenado en su habitación y ahora no lo es, si le cuesta tomar iniciativa para ducharse o si para lavarse los dientes hay que recordárselo cuando antes no hacía falta.
Trastornos del sueño
La siguiente señal es que el niño o adolescente comience a padecer trastornos del sueño.
Posiblemente por las noches le cueste descansar, por lo que es normal que durante el día se muestre más somnoliento y cansado.
Dolores de cabeza o de estómago
Que el niño se queje constantemente de dolores de cabeza o de estómago puede ser también señal de acoso escolar.
Estos pueden estar producidos por las agresiones sufridas o puede que el niño exprese de esa manera el no querer acudir a la escuela aunque no exista un dolor físico real.
No quiere salir con sus amigos o de casa
Un buen instrumento para detectar el bullying es invitarle a hacer algún plan que sabes que a tu hijo le gusta: ir al parque, a comer su comida favorita, al cine…
Si normalmente hay una negativa por respuesta, el niño o adolescente debe estar pasando por una situación complicada.
Cómo afecta el bullying a los niños
Según informes realizados por UNICEF y recogidos por la AEPED (Asociación Española de Pediatría), las consecuencias del bullying son numerosas a largo plazo, tanto por las víctimas como para los acosadores.
Consecuencias del bullying para las víctimas
Dentro de las secuelas que deja en los niños el acoso escolar hay algunas que ya se han mencionado como señales que nos pueden ayudar a detectar el problema. No obstante, no son los únicos efectos:
- Depresión.
- Ansiedad.
- Pensamientos suicidas.
- Suicidio.
- Descontento con la vida.
- Desórdenes alimentarios.
- Dificultad para relacionarse.
- Aislamiento.
- Dificultades escolares.
Consecuencias del bullying para el acosador
Algunos estudios han encontrado relación entre el acosar escolar y estos otros problemas:
- Síntomas depresivos.
- Tendencias suicidas.
- Comportamientos futuros de delincuencia juvenil (robo, atraco, vandalismo, piromanía, tráfico de drogas…).
Además, dichos informes también muestran una relación entre los niños que acosan y unas posibilidades mayores de adquirir hábitos de riesgo como pelearse, drogarse, beber, herirse en peleas o portar armas.
A dónde acudir en caso de bullying escolar
Cualquier caso de bullying escolar detectado debe ser expuesto y denunciado. Por ello, es importante saber a dónde acudir en caso de bullying escolar y cómo actuar.
En caso de ser una víctima:
- Lo primero es tener muy claro que tienes derecho a que tus profesores te protejan. También tienes derecho a defenderte, pero eso no implica ponerte al nivel de tus acosadores.
- Debes romper el silencio. Por mucho que sientas que hablar de ello empeoraría las cosas, es la única manera de comenzar a poner fin a la situación. Acude tanto a tus profesores como a tus padres.
- Haz frente a los acosadores. Y ello, repetimos, no significa ser violento. Simplemente, hay que dejar claro que esa situación debe cesar. Si lo haces con seguridad en ti mismo, hay más posibilidades de que paren.
- Acude a clase sin miedo y no dejes de ser tú mismo. Recuérdalo: no es un lugar donde estás solo, tus profesores te protegerán si lo cuentas.
- Además de esto, debes saber que el 900 018 018 es el teléfono contra el acoso escolar habilitado por el Gobierno español y también puedes contactar con la Fundación ANAR.
Consejos para los padres:
- En caso de que vuestros hijos confiesen un caso de bullying, lo primero será ir a hablar con su tutora o tutor para informar de la situación. La cita debe quedar por escrito para que haya constancia de que el profesorado está al tanto de los hechos.
- Si el problema no se soluciona, hay que pedir una segunda cita en la cual, además del tutor o tutora, estén las personas encargadas de la dirección del centro y de la orientación.
- Una semana más tarde de esa reunión se realizará otra para conocer las soluciones que ha tomado el centro.
- Si desde dentro no toman partido, el siguiente paso es acudir a la comisaría de polícia de tu zona para comunicarte con los agentes especializados en acoso escolar. Ellos pueden presentarse en el centro para hablar con la dirección.
- Si en un mes el problema sigue sin solución, entonces la comunicación pasará al Inspector de Educación, la fiscalía de menores y, en última instancia, habrá que denunciar al centro educativo.
Por último, recordaros que es esencial que fomentéis la comunicación con vuestros hijos desde pequeños para que, en caso de problemas, sientan la suficiente confianza con vosotros como para contároslo y no alargar su malestar.