Con la llegada del otoño, los días se acortan y el frío empieza a notarse. El cambio de estación provoca que nuestro sistema inmune se debilite y, por tanto, que nuestras defensas bajen. Además de sentirnos decaídos y generar más mucosidad en las vías respiratorias, uno de los puntos débiles en los que suelen atacar los virus es la garganta, pudiendo desarrollar faringitis o laringitis. Por ello, en este post vamos a explicarte qué diferencia hay entre ambas afecciones para que sepas identificarlas.
Índice
Laringe y faringe: anatomía de la garganta
Antes de adentrarnos en diferenciar entre faringitis y laringitis creemos conveniente hablar de la anatomía de la garganta. Se trata de un tubo hueco que empieza en la nariz, baja por el cuello y termina en el esófago.
A lo largo de la garganta encontramos diferentes componentes y zonas que constituyen su anatomía. Estas son:
- Faringe: es el conducto por el que pasa el aire que respiramos y la comida que ingerimos. La faringe se divide en tres partes: nasofaringe, orofaringe e hipofaringe.
- Tráquea: conducto que empieza en la laringe y se extiende hasta el tórax, bifurcándose en lo que conocemos como bronquios.
- Laringe: estructura hueca y compleja que se sitúa encima de la tráquea. Es el órgano de la fonación, pues en ella se encuentran las cuerdas vocales, a la vez que conduce el aire al aparato respiratorio y cierra las vías respiratorias cuando comemos.
- Esófago: se sitúa detrás de la tráquea y conecta la faringe con el estómago.
- Epiglotis: pequeña lengüeta muscular que se cierra para evitar que entren alimentos o líquidos en los bronquios.
- Vasos sanguíneos.
Así pues, la principal diferencia entre la faringe y la laringe es que la primera actúa como tubo por el que pasa el aire y los alimentos, mientras que la segunda se encarga de hacer pasar el aire a la vez que podemos articular nuestra voz.
Qué es faringitis
Comúnmente conocida como dolor de garganta, la faringitis es una inflamación o hinchazón de la faringe causada por una infección vírica o bacteriana. A grandes rasgos, esta dolencia provoca molestia en dicha zona, dolor o carraspera y suele aparecer por culpa de los resfriados comunes o enfermedades como la gripe, la mononucleosis o la tos ferina.
La faringitis es contagiosa, porque se transmite por los virus o bacterias que la provocan cuando tosemos o estornudamos.
Tipos de faringitis
Debido a su naturaleza vírica, podemos desarrollar diferentes tipos de afecciones en la faringe. Estas son:
- Faringitis viral. Debido a una infección vírica, se genera una inflamación entre las amígdalas y la laringe, donde se sitúa la faringe.
- Faringitis estreptocócica. Es una infección común en la época escolar, pues los niños y los adolescentes están en constante contacto con otros, así como superficies y materiales que también suelen estar infectadas.
- Faringitis aguda. Es lo que conocemos como inflamación o dolor común de garganta, la cual está provocada por virus o bacterias. Este es el término que se utiliza en el ámbito médico.
- Faringitis crónica. Cuando la faringitis aguda pasa a ser recurrente, se desarrolla este tipo. Puede estar causada por la aparición intermitente de infecciones o por una inflamación crónica causada por malos hábitos, como es el consumo excesivo de alcohol o el tabaquismo.
Qué es laringitis
¿Cuántas veces has ido a un concierto y te has quedado afónico? Estamos seguros de que muchas. Pues bien, debes saber que ello está relacionado con la laringitis, una inflamación de la laringe, comúnmente conocida como la caja de voz o el órgano de la fonación. Esta inflamación suele estar generada por el uso excesivo de la voz, por su irritación cuando gritamos, o por una infección causada por un virus o bacteria, por lo que la laringitis también puede ser contagiosa.
Por lo tanto, cuando padecemos laringitis nuestras cuerdas vocales se inflaman y se irritan, hinchándose y provocando que tengamos ronquera o incluso no podamos hablar.
Tipos de laringitis
En este caso, encontramos:
- Laringitis aguda. También conocida como laringitis viral, surge a causa de un virus o bacteria de un resfriado, bronquitis o enfermedad respiratoria. Además del humo del tabaco o de estar expuesto a químicos irritantes, la laringitis aguda suele acentuarse con alguna infección respiratoria que hace que forcemos la voz y estemos afónicos.
- Laringitis crónica. Este tipo de laringitis es una inflamación persistente en la laringe, concretamente suele durar más de dos semanas. Esta provoca ronquera, dolor de garganta y problemas al tragar. La exposición a sustancias irritantes, el uso de la voz en exceso y el reflujo gastroesofágico suelen causar laringitis crónica.
Diferencias entre faringitis y laringitis
Como has podido ver a grandes rasgos, existen una serie de diferencias entre la faringitis y la laringitis. Así que en las próximas líneas te las mostramos con mayor certeza. Y como muchas otras enfermedades, ambas pueden agravarse con el paso del tiempo y los malos hábitos, por lo que te recomendamos contratar tu seguro de vida en Life5 para proteger a tus familiares de cualquier imprevisto.
Síntomas
La faringitis y la laringitis comparten algunos síntomas, como es la sequedad, la aspereza y el dolor de garganta.
Ahora bien, si nos centramos en la faringitis, esta suele provocar fiebre, dolor de cabeza y dificultades para tragar alimentos y líquidos. Además, suele ser la causante de padecer amigdalitis y/o inflamación de los ganglios situados en el cuello.
Por otro lado, la laringitis se caracteriza por ronquera, disfonía y/o debilidad de la voz, así como tos seca y una sensación de cosquilleo en el cuello.
Tratamiento
El tratamiento de la faringitis se basa en beber mucha agua e infusiones a base de tomillo o romero, usar antisépticos tópicos para hacer gárgaras y caramelos de miel y limón o de plantas medicinales para aliviar localmente la zona. Asimismo, los medicamentos para la faringitis que se suelen recetar son analgésicos, para aliviar el dolor de garganta, y antiinflamatorios para bajar la fiebre.
En cambio, para la laringitis se suele recomendar el uso de humidificadores en habitaciones con el ambiente seco, beber líquidos en abundancia, descansar la voz y dejar hábitos como el tabaco, el alcohol, la cafeína y cualquier sustancia que pueda provocar acidez estomacal.
Recuerda que ante cualquier síntoma debes hacer la consulta a tu médico de cabecera, quien te diagnosticará si es problema de faringe o laringe y te recetará el mejor tratamiento para tu caso.
Prevención
Sin duda, la clave para gozar de una buena salud está en prevenir. Y en el caso de la faringitis y la laringitis, un cambio de hábitos será fundamental.
Para ambas enfermedades es muy importante evitar los cambios de temperatura bruscos y protegerse ante ellos, así como limpiarse las manos con frecuencia. También es importante dejar de fumar y evitar el consumo de alcohol, la cafeína o las comidas picantes, y mantenerse bien hidratado. Eso sí, evitando el consumo de líquidos muy fríos y calientes. Además, es importante no mantener el contacto con personas resfriadas, pues la faringitis y la laringitis pueden tener un origen vírico.
En caso de estornudar o toser, es importante hacerlo en un pañuelo. También hay que evitar forzar la voz y carraspear. Y finalmente, es indispensable reforzar el sistema inmune a través de los alimentos de temporada ricos en vitamina C, como son los cítricos y algunos tipos de legumbres. Sin duda, la mejor aliada en las épocas del año más frías y oscuras.