Trabajar las emociones en infantil es crucial para desarrollo integral de los niños. Mientras los pequeños están descubriendo el mundo y a sí mismos, es fundamental que aprendan a identificar, expresar y gestionar sus emociones de forma saludable. Para ello, se pueden emplear muchas herramientas. En este caso, vamos a señalar diferentes actividades originales para trabajar las emociones, basadas en juegos y en manualidades.
Índice
¿Qué es la educación emocional infantil?
La educación emocional infantil es un proceso educativo continuo, que debe estar debidamente planificado según las características de los niños. Este proceso ayuda a los pequeños a comprender y a gestionar sus propias emociones, sabiendo expresar cómo se sienten en cada momento. A su vez, esto también favorece reconocer y respetar las emociones de los demás.
Los pilares básicos que definen la educación emocional infantil son:
- El reconocimiento emocional. Ayuda a los niños a identificar las diferentes emociones.
- La expresión emocional. Enseña a los menores a expresar sus emociones de manera adecuada y saludable.
- La regulación emocional. Se proporciona a los pequeños diferentes estrategias para manejar las emociones intensas y mantener el control en situaciones difíciles.
- La empatía. También se fomenta la capacidad de ponerse en el lugar del otro y comprender sus emociones.
Incorporar la educación emocional en el currículo de los niños no solo mejora sus habilidades sociales y emocionales, sino que también crea un ambiente de aula mucho más positivo y armonioso, que se puede trasladar a los hogares.
La razón es muy lógica: la educación emocional les proporciona herramientas para relacionarse mejor con los demás, resolver conflictos y desarrollar una autoestima positiva. Además, fomenta el bienestar emocional, lo que influye directamente en su capacidad de aprendizaje y en su felicidad.
Juegos para trabajar las emociones
Una de las herramientas fundamentales del desarrollo infantil es el juego, ideal para trabajar diferentes aspectos, como son las dinámicas para el desarrollo de la orientación espacial en niños. En general, los juegos ayudan a los pequeños a aprender de forma divertida y natural, lo que fomenta su imaginación y creatividad, así como su socialización.
Centrándonos en los juegos de emociones, para que estos sean efectivos, deben estar adaptados a la etapa de infantil que corresponda en cada caso. A continuación, veamos algunos ejemplos de juegos para trabajar las emociones con niños.
1. El teatro de las emociones
En este juego, el educador cuenta una historia en el que intervienen diferentes personajes, cada uno asociado a una emoción diferente. Por ejemplo, el ogro enfadado, la niña feliz, etc. Teniendo en cuenta esto, se divide a los niños en grupos según los diferentes personajes que aparecen en la narración.
Cada vez que intervenga uno de los protagonistas, el educador preguntará al grupo correspondiente cómo se siente su personaje y los pequeños deberán contestar sin palabras, haciendo mímica para representar la emoción que les corresponde transmitir.
2. Cada emoción en su lugar
Otro juego para trabajar las emociones en infantil es esta especie de puzzle de las emociones. La persona encargada de guiar a los niños (también se puede realizar en casa de manera individual), dispondrá sobre la mesa una serie de emociones (alegría, tristeza, miedo, ira, sorpresa…).
Luego, facilitará a los pequeños, imágenes con diferentes personajes, experimentando diversas emociones. Según la edad de los niños, estos de forma autónoma o guiada a través de ejemplos, deberán colocar todas las imágenes de los personajes en su emoción correspondiente. Para cada emoción debe haber varios personajes.
3. El juego de las caras
Esta es una de esas actividades originales para trabajar las emociones que puede tener variaciones. Lo básico es que los niños hacen diferentes expresiones faciales para mostrar una emoción y sus compañeros tienen que identificarla.
Las variaciones pueden ser, por un lado, que la persona que guía el juego le diga al pequeño al oído la emoción a representar, o que este represente la que quiera o la que exprese mejor cómo se siente en ese momento.
4. El semáforo de las emociones
Este es uno de los juegos para trabajar las emociones que no solo es útil en las aulas de infantil, sino también en casa.
Se trata de utilizar los colores del semáforo (verde, amarillo, rojo) para que los niños indiquen cómo se sienten cada día. Verde significa que se sienten bien, amarillo indica que están un poco molestos, y rojo que están enfadados.
Después de que el niño señale cuál es su emoción usando el semáforo, se puede empezar a hablar para que el pequeño exprese por qué se siente así y qué se podría hacer para cambiar de rojo o amarillo a verde.
5. Bingo emocional
El funcionamiento de este juego para trabajar las emociones en infantil es muy sencillo, bastante similar al del bingo tradicional.
Para ello, se necesitan unas plantillas diseñadas siguiendo el modelo de este clásico juego de azar. Pero, en lugar de números, en cada casilla se pondrá una imagen que represente una emoción. El número de emociones será mayor si los niños ya tienen una edad como para poder conocer emociones más complejas.
Para jugar, se repartirán las plantillas a los niños y deberán ir tachando las que vaya diciendo el educador de manera aleatoria. El primero que logre tachar todas las emociones, tendrá un premio.
Con esta actividad, también se potencia la atención y la escucha activa en los pequeños. Además, al incluir juegos que fomenten otras habilidades, como la lateralidad de los niños, se pueden abordar múltiples aspectos de su desarrollo de manera integral.
Manualidades para trabajar las emociones en educación infantil
Además de las actividades para trabajar las emociones en infantil en forma de juegos, las manualidades también pueden ayudar a los más pequeños a conocer qué están sintiendo. ¡Aquí tienes algunos ejemplos!
1. Dibuja tu emoción
Esta actividad es muy útil porque, además de servir para trabajar las emociones, también puede ayudar al niño a calmarse en un momento de rabieta.
Simplemente, consiste en que el pequeño dibuje cómo se siente en un papel. Cuando termine, se le pedirá qué explique cuál es su emoción y si hay algo en concreto que la haya causado. Tras esa pequeña charla, se le puede solicitar lo mismo en caso de que la emoción sea la tristeza o el enfado, para ver si ese sentimiento ha cambiado un poco.
De esta manera, el niño se concentrará en la elaboración del dibujo, calmándose poco a poco y aprendiendo a identificar la graduación de lo que siente.
2. Crear un diccionario de emociones
Para realizar esta actividad es necesario tener a mano revistas, periódicos o imágenes sacadas de internet e impresas. El objetivo es encontrar a personas o personajes expresando diferentes emociones, identificar la emoción, recortar la imagen y clasificarla.
Esta actividad se puede realizar a cualquier edad, a partir de, más o menos, los 2 años, e irla adaptando a las edades de los pequeños. Incluso, puede llegar a desarrollarse como actividad complementaria en las aulas de los adolescentes para que consigan identificar las emociones más complejas.
3. El dibujo dictado
Esta actividad sirve para que los niños empaticen con sus compañeros, pero, especialmente, para que entiendan la importancia de esforzarse cuando queremos comunicar algo a los demás. Con este juego, que a la vez es manualidad, podrán darse cuenta de que es esencial expresar bien lo que queremos decir, pero también poner atención al escuchar lo que nos dicen.
Para el dibujo dictado se requieren dos personas. Una dibujará siguiendo las instrucciones del otro y luego tendrán que intercambiarse los papeles.
Se emplearán algunas imágenes que los participantes no podrán ver con antelación, así que deben estar impresas desde antes o utilizar ilustraciones de cuentos.
Uno de los participantes se va a sentar en una mesa donde pueda dibujar. Detrás de él se colgará una de las ilustraciones para que el otro niño le describa la ilustración, con el fin de que su compañero pueda reproducirla lo mejor posible, teniendo en cuenta que no la ve.
En definitiva, uno deberá esforzarse por comunicar bien lo que ve en la imagen y el otro deberá agudizar la escucha. Además, después es importante que intercambien los papeles para que puedan empatizar con las dificultades del otro.
4. El árbol de las emociones
Otra de las manualidades para trabajar las emociones en infantil es la del árbol. Para ello, hay que dibujar en un papel o cartulina grande un árbol, con ramas largas.
Luego, se proporcionará papeles de colores a los niños para que dibujen una hoja para el árbol, dentro de la cual escribirán o dibujarán una emoción. Tras esto, se recortarán las hojas y uno por uno irán pegándolas en el árbol, diciendo en alto cuál es su emoción.
5. El bote de la comunicación
Este es un recurso bastante potente para que cada niño exprese sus emociones y pueda verbalizar delante de los demás las cosas que le gustan y aquellas que no, además de empatizar con el resto de compañeros de clase. Con ello, también se propicia la comunicación y el diálogo respetuoso.
Para esta actividad se necesita un bote y papeles donde escribir esas cosas que los otros han hecho por cada uno con frases del tipo “Me puso contento que (nombre de la persona) me dijese…” o “Me molestó cuando (persona) me dijo/hizo …”.
Con el fin de potenciar aún más cada emoción, se podrían usar papeles de colores según cada emoción. Por ejemplo, si lo que va a escribir el niño es algo relacionado con la tristeza se puede usar un papel azul, si tiene que ver con la alegría el amarillo, etc.
Una vez por semana, se abrirá el bote para leer las frases, tratando de averiguar quiénes son las personas implicadas. Se permitirá que estas comenten qué sucedió y cómo se sintieron, dándoles espacio para que se expresen con libertad.