El precio de la electricidad está disparado, algo que lleva a muchos consumidores a buscar fórmulas para ahorrar en su factura eléctrica. Una práctica que se ha popularizado en los últimos años es el uso de ahorradores energéticos. Son dispositivos que prometen reducir el consumo de energía eléctrica en cifras que van del 75 al 90%. ¿Cumplen de verdad lo que prometen, o es un mensaje muy optimista con el captar más ventas?
¿Qué son los ahorradores energéticos?
Los dispositivos de ahorro de energía reciben otros nombres como Saver box o electricity saving box. Son aparatos que se asemejan a un cargador de móvil o a un ambientador de enchufe que aseguran eliminar los picos de tensión y reducir así el desperdicio de energía. Su ámbito de actuación es el consumo de los aparatos eléctricos en el hogar. El precio de estos dispositivos puede oscilar entre los 30 y los 50 euros.
Se enchufan a una toma de corriente y ya ejercen su efecto, que presuntamente es el de aminorar el consumo. ¿Ayudaría eso a pagar menos por la factura eléctrica? Pues no de manera total, pues hay aspectos, como la potencia contratada, sobre los que no actúan estos ahorradores energéticos.
- ¿Cómo funcionan los aparatos de ahorro energético?
- ¿Son efectivos los ahorradores energéticos?
- ¿Cómo ahorrar en el consumo eléctrico?
¿Cómo funcionan los aparatos de ahorro energético?
Los ahorradores energéticos se basan en la captura de la energía reactiva y la devuelven a la red para que vuelva a ser consumida. Su mayor virtud, aparentemente, es aprovechar la energía residual que se pierde y reutilizarla.
El fenómeno o efecto de energía reactiva es normal en el circuito eléctrico, pero no influye en nada en la cantidad de energía eléctrica que se consume, puesto que los contadores domésticos no la contabilizan. Para hacer un símil que sea entendible, esta energía reactiva es como la espuma de la cerveza, que aumenta el volumen ocupado en el vaso, pero solo de forma aparente y momentánea.
Los aparatos de ahorro de energía o energy savers no tienen efecto alguno sobre el consumo de potencia real, que es el parámetro que mide el contador y el que se paga en la factura de electricidad. En los contratos domésticos no se paga por la energía reactiva.
Este efecto solo es apreciable en instalaciones con maquinaria capaz de generar mucha energía reactiva, por ejemplo el sector industrial. En esos casos sí se cobra este consumo. Ahí sí podría ser útil colocar condensadores de este tipo, en escalas de consumo mayores. No obstante, el sector industrial cuenta con sus propios mecanismos para reducir el gasto económico derivado de la electricidad.
¿Son efectivos los ahorradores energéticos?
Los dispositivos de este tipo minimizan la energía reactiva y las subidas de tensión. La publicidad no es completamente engañosa cuando prometen reducir el gasto energético. En definitiva, son capacitadores que corrigen la potencia de aparatos capaces de generar energía reactiva.
En las industrias, a las que sí se les cobra por excedente energético, puede resultar interesante este proceso, pero no en el consumo doméstico, pues el exceso no se refleja directamente en la factura de la luz. Por tanto, el ahorro en los hogares es prácticamente nulo.
Los ahorradores energéticos se popularizaron hace más de una década, y ahora parecen volver a estar de moda debido al elevado precio de la electricidad. Lejos de ser lo que prometen, su eficacia a nivel doméstico no es tal.
¿Cómo ahorrar en el consumo eléctrico?
Las soluciones para ahorrar electricidad pueden ir por dos vías: la del consumo o la del gasto económico. Una va ligada a la otra, si se consume menos, se acabará pagando también menos. Pero además de consumir poco, hay que buscar la mejor tarifa disponible. En internet encontramos numerosos comparadores de tarifas. También está la opción de contratar una potencia más baja, aunque esto suponga poder disponer de menos aparatos eléctricos en funcionamiento de manera simultánea.
En el apartado del consumo hay acciones más o menos viables que se pueden acometer. Una muy sencilla es incluir bombillas LED de bajo consumo, a la que se suma desenchufar aparatos eléctricos para evitar el modo stand by, apagar las luces en casa, lavar con agua fría o poner el aire acondicionado o la calefacción a las temperaturas que recomienda el IDAE, Instituto para la Diversificación y el Ahorro.
Alternativas
Otras alternativas pasan por hacer reformas en casa, algo que implica un mayor gasto. La acción principal es aislar la vivienda para identificar y controlar fugas de aire que se concentrar en puertas y ventanas. Junto a esto, no está de más renovar los electrodomésticos y adquirir modelos con etiquetado energético alto, que son los más eficientes en el consumo tanto de electricidad como de agua.
Los ahorradores energéticos no son eficientes a nivel doméstico. Su uso se basa en el fenómeno de la energía reactiva, que es totalmente despreciable en los hogares. No te dejes engañar por estos productos. Si quieres bajar tu recibo de electricidad, opta por hábitos de consumo más sostenibles.